- Y ni la flor, ni el insecto entenderán jamás el significado de este acto de amor. Pero ¿cómo van a saber ellos que gracias a su danza el mundo sigue girando? Y así es. Por el simple echo de hacer lo que están llamados a hacer ocurre algo grande y magnífico. En ése sentido nos enseñan a vivir. Nos enseñan que el único barómetro que tenemos es el corazón. Que, cuando descubres tu flor, no puedes dejar que nada te aparte de ella.
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