Ulls

Ulls
Les meves paraules. La meva mirada. Els meus ulls.

Bienvenid@s - Benvinguts/des


- L'autor és el déu del llibre, però (...) un llibre no és exactament l'ànima de l'autor.

- No, però és el més pròxim sobre el món terrenal que trobaràs de l'ànima
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[Laia Muntadas i Aina Soley]

jueves, 6 de diciembre de 2012

Marx

"La miseria religiosa es, por una parte, la expresión de la miseria real, y por la otra la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de una criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como el espíritu de una situación carente de espíritu. La religión es el opio del pueblo. La abolición de la religión en cuanto a dicha ilusioria del pueblo, es necesaria para la dicha real..."

Karl Marx


... Porque el hombre ha parendido a desamar al hombre, ha aprendido a pasar indiferente por el lado del vagabundo y del deprimido, del pobre y el necesitado; ha aprendido a deshumanizarse a sí mismo, a girar los ojos hacia otro lado, a decir "Dios lo hará"... y Dios no lo hace, nunca lo hace, porque el único Dios eres tú.



Nosotros somos el corazón vacío que debería estar latiendo en este mundo.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Marcas del pasado...

Hay una pequeña arruga en la comisura de todo labio, una señal vaporosa del pasado, una marca INDELEBLE, delicada y maravillosamente carnal, que señala cada pequeño segundo que se arroja por el reloj de arena hacia el abismo - es un polvo brillante, dorado, fantasmal. 
Si la miras fijamente, verás que ella sola te cuenta la
vida y el alma de cada uno. Así, el surco pronunciado con rebequeria hacia adentro, hundiendo la boca en la mismísima mandíbula, cual si se tratara de un hueso moldeable, te señala los arranques de pasión - ira, disgusto, lujuria. El surco delicado que cae lentamente, como el velo de una doncella avergonzada, como una carícia medio escondida en el cuello de una dama, señala la tranquilidad y la paz. Pero a mí el que me gusta es el surco alegre, el que se desliza como bailando, delirando entre labio y mejilla, frenesí de dulce alegría. Ese es, señores míos, el sublime y delicioso beso de la risa.