1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
-¡Basta! -gritó-. ¡Cierra tu pensamiento! ¡Está lleno de engaño, dolor y odio! ¡No quise hacerlo, te digo! ¡He tratado de ayudarte!
(...)
La psicóloga no le prestaba antención.
-Debes decírselo, pero si se lo dices los hieres, de manera que no debes; pero si no lo dices les hieres también, de manera que...
Y Herbie lanzó un grito estridente.
(...) Y cuando se desvaneció en la nada, Herbie se había desplomado, reducido a un montón informe de metal inerte.
-Ha muerto -dijo Bogert, lívido.
-¡No! -exclamó Susan Calvin, estremeciéndose y lanzando salvajes carcajadas-, no ha muerto, se ha vuelto loco. Lo he enfrentado con el ineludible problema y ha sucumbido. Podéis recogerlo ya, porque no volverá a hablar nunca más.
Lanning estaba de rodillas junto a lo que había sido Herbie. Sus dedos tocaron el frío rostro de metal ya sin reacción y se estremeció.
-Lo ha hecho usted a propósito -dijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario