Lo acepto, soy lo suficientemente egoísta como para querer que no te vayas, que no te rindas, que rompas el uroboros que te está mordiendo la vida. Lo suficientemente exigente como para ordenarte que ignores la gente que te pisa para sentirse bien, ésa escoria que no se merece de ti ni una sonrisa, aunque sea de suficiencia. Eso -¿acaso son personas?- que te ronda, que te persigue, que te quita la ilusión, la fuerza, la esperanza. Garrapatas de ilusiones, sanguijuelas de emociones, ¡quitatelas de encima!
Tú vales más, ¡tú eres más que eso!
No hay comentarios:
Publicar un comentario