Para M.

Ya ha pasado el tiempo de las confesiones y creo que nunca quedó más claro un "te quiero" distanciado. Nunca más claro un perdón más sincero que el tuyo. Tienes algo. Un algo que hace que todo sea luz, incluso yo, que me creía tan oscura y tan cínica, tengo algo de luz gracias a ti. No tiene nada que ver con ese cuerpo perfecto de pelo claro y esos ojos de un verde tan extraño, eso despierta mis instintos más lascivos y nada tiene que ver con lo que te cuento. O quizá sí, porque me despierta una cierta ternura. Pero yo no estaba hablando de eso. Tiene que ver con esas palabras y el modo en que me imagino que ladeas la cabeza de vez en cuando, tu forma de ser conmigo, entregada, luminosa; sabes como hacerme sonreír y, mucho más difícil, sabes hacerme llorar. Por ti estoy enfrentándome a mis demonios, por ti estoy superando mis miedos. Bueno, por ti y por mi.

He comprendido tantas cosas con el modo brusco en que nos separamos. Hablado y todo, pactado, perfectamente racionalizado, incluso así dolió. Incluso convencida al cien por cien de que era lo correcto, incluso pensando en ti y en que eso te hacía bien, dolía. Como si tuviera el corazón al rojo vivo..., como si me quemara. Dicen del amor -estoy hablando de amor, después de tanto tiempo, despues de tantas dudas- que es como una hoguera porque te inflama, pero nadie cuenta que, como toda arma, tiene dos filos, y quema, la maldita, ¡como quema!

Me he lanzado y no tengo miedo. No de ti, ni de mi. Absurdo, ridículo y mentiroso sería afirmar que carezco de miedo por completo. Tengo miedo del futuro, y eso es una buena señal, me parece. No tener miedo significa que no estarás preparada para cuando pase algo malo. Porque ciertas cosas no se pueden esquivar.

A pesar de todo, ya no tengo miedo de tirar adelante y estar contigo, de un modo puramente relativo me temo, asquerosamente alejado tanto de ti como de tu piel como de mis verdaderos deseos de proximidad. Es lo que hay, pero no diré que me resigno. A la vida siempre se le hay que pedir más, porque de vez en cuando llegas a conseguir tus metas. Pero tengo esperanza en que todo vaya por el buen camino; y no me refiero al camino que dictan los fieles ni esas chorradas de la moralidad religiosa, me refiero al verdadero buen camino, que es el de la felicidad. Como dijo Mahatma Gandhi (y esa es una de las pocas veces que estaremos de acuerdo) : "La felicidad está en la lucha y en el esfuerzo, en el sufrimiento que supone la lucha y no en la victoria misma".

Te quiero. Te adoro. Espero poder estar contigo, tal y como lo deseo cada noche, cada día, cada hora. T'estimo.