Hay una pequeña arruga en
la comisura de todo labio, una señal vaporosa del pasado, una marca INDELEBLE,
delicada y maravillosamente carnal, que señala cada pequeño segundo que se
arroja por el reloj de arena hacia el abismo - es un polvo brillante, dorado,
fantasmal.
Si la miras fijamente, verás que ella sola te cuenta la vida y el alma de cada uno. Así, el surco pronunciado con rebequeria hacia adentro, hundiendo la boca en la mismísima mandíbula, cual si se tratara de un hueso moldeable, te señala los arranques de pasión - ira, disgusto, lujuria. El surco delicado que cae lentamente, como el velo de una doncella avergonzada, como una carícia medio escondida en el cuello de una dama, señala la tranquilidad y la paz. Pero a mí el que me gusta es el surco alegre, el que se desliza como bailando, delirando entre labio y mejilla, frenesí de dulce alegría. Ese es, señores míos, el sublime y delicioso beso de la risa.
Si la miras fijamente, verás que ella sola te cuenta la vida y el alma de cada uno. Así, el surco pronunciado con rebequeria hacia adentro, hundiendo la boca en la mismísima mandíbula, cual si se tratara de un hueso moldeable, te señala los arranques de pasión - ira, disgusto, lujuria. El surco delicado que cae lentamente, como el velo de una doncella avergonzada, como una carícia medio escondida en el cuello de una dama, señala la tranquilidad y la paz. Pero a mí el que me gusta es el surco alegre, el que se desliza como bailando, delirando entre labio y mejilla, frenesí de dulce alegría. Ese es, señores míos, el sublime y delicioso beso de la risa.
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